Bienvenidos/as a nuestro blogs, el cual ofrece recursos indispensables
para conocer las pruebas objetivas y como emplearlas en el ámbito educativo, creado
por Coto Peñate Xiomara Lizeth, Gervacio Ramírez María Del Tránsito, Marroquín
Flores Nadia Carolina, Vásquez González Victoria, de la Cátedra Evaluación
Educativa; Docente encargado: Lic. Didier Alberto Delgado Amaya de la
Facultad Multidisciplinaria de Occidente.
Prueba
Objetiva
Las pruebas objetivas son instrumentos de medida, elaborados rigurosamente,
que permiten evaluar conocimientos, capacidades, destrezas, rendimiento,
aptitudes, actitudes, inteligencia, etc.
Las pruebas objetivas son un recurso utilizado para la evaluación
diagnóstica, para la formativa y para la sumativa.
Se caracterizan por los puntos siguientes:
– Las respuestas tienen que ser breves, muy concretas, que no puedan dar
lugar a cuestionarse su corrección o incorrección.
– Tener una única solución correcta.
– Favorecer la objetividad en la corrección.
– Las respuestas cerradas: el estudiante sólo tiene que escoger, señalar
o completar respuestas con elementos muy concretos.
Dentro de las pruebas objetivas podemos diferenciar diferentes tipos de
ítems en función de los objetivos y productos específicos del aprendizaje que
queremos evaluar:
– Pruebas de respuesta breve
– Pruebas de completar
– Pruebas de discriminación
– Pruebas de ordenación
– Pruebas de elección múltiple
– Pruebas de asociación
– Pruebas de localización o identificación
– Pruebas multi ítem
Las pruebas objetivas son exámenes escritos formados por una serie de
cuestiones que sólo admiten una respuesta correcta y cuya calificación es
siempre uniforme y precisa para todos los examinandos, demostrando fiabilidad y
validez.
CARACTERÍSTICAS
El alumno no elabora la respuesta sino que identifica la respuesta
correcta de entre una serie de respuestas ya elaboradas. El ejercicio
fundamental es la discriminación: distinguir las proposiciones correctas de las
que no lo son.
Permiten gran cantidad de preguntas o ítems en cada examen. Ello
posibilita cubrir un amplio campo de contenidos y dimensiones a evaluar:
ofrecen una información panorámica y diversificada sobre los aprendizajes del
sujeto.
cumplen el doble papel de control de conocimientos y habilidades de los
alumnos por un lado, y de información adicional sobre el ritmo de aprendizajes
y sus incidencias (conceptos no comprendidos o mal asimilados, lagunas comunes
y/o individuales, etc).
Abren la posibilidad de un posterior diálogo en clase sobre cada una de
las alternativas: por qué es correcta la correcta a incorrectas las que lo son.
Es importante, además, utilizar los propios errores como material de trabajo
(sabe en que ideas equivocadas se apoyan, qué matices les faltan o sobran para
ser correctos, etc.).
TIPOS DE PRUEBAS OBJETIVAS
De respuesta breve y de completar, cuando la cuestión se responde con
una sola palabra, número o indicación, o cuando esas palabras llenan espacios
en blanco que aparecen en un texto.
De selección de alternativas las que pueden ser: binarias
(verdadero-falso; si-no, siempre-nunca) y múltiples, cada ítem o cuestión
presenta varias alternativas. El alumno ha de hallar la o las que respondan al
sentido de la cuestión.
De emparejamiento: son listas de elementos entre los que el alumno debe
establecer una determinada relación lógica por parejas. La relación entre los
elementos ha de ser homogénea y constante: nombres fechas, causas-efectos;
autores-obras; procesos-producto.
De ordenamiento: requieren del alumno que coloque en algún orden
específico series de elementos que se le presentan sin orden. El criterio de
ordenación marcado ha de ser objetivo no de opinión o estimaciones.
ORIENTACIONES PARA SU APLICACIÓN
Permiten una corrección y calificación rápida. Pueden utilizarse medios
mecánicos (plantillas, ordenadores...).
Los resultados son independientes del estado de ánimo y la subjetividad
del docente a la hora de corregir.
La calificación objetiva es rápida, fácil y consistente. No influyen
otros factores ajenos al contenido de las pruebas como la presentación, el
estilo, etc.
Los resultados pueden compararse ya que todos los estudiantes están
evaluados con los mismos criterios.
No permiten extraer consecuencias sobre el nivel general del grupo
a no ser que se compruebe previamente el índice de dificultad de las pruebas.
COMO ELABORAR LAS PRUEBAS OBJETIVAS
.Determinar los
contenidos y materiales que nos interesa evaluar con la prueba.
1. Seleccionar el tipo de ítems posibles que se pueden incluir y los que
sean más apropiados por los objetivos o productos específicos del aprendizaje
que nos interese evaluar. Éstos pueden ser muy diferentes. Para su elaboración
pueden consultarse las siguientes fichas:
– Prueba de respuesta breve
– Prueba de completar
– Prueba de discriminación
– Prueba de selección múltiple
– Prueba de asociación
– Prueba de ordenación
– Prueba de localización o identificación
– Prueba
multiítem
2. Elaborar un enunciado explicativo del conjunto de la prueba,
especificando cómo resolverla y qué criterios de corrección y evaluación se
aplicarán.
Cuando calificamos una prueba objetiva podemos obtener dos tipos de
puntuaciones.
– Una puntuación directa o bruta. Se obtiene dando un punto en cada una
de las preguntas contestadas correctamente.
– Una puntuación corregida para eliminar la influencia del azar en las
respuestas. Con esta puntuación quieren eliminarse los efectos de la
adivinación, penalizando las respuestas no correctas.
Se utiliza sobre todo en las pruebas de sólo dos opciones de respuesta
(V/F, etc.) y en las pruebas de asociación.
– Cuando no se tienen en cuenta las preguntas sin responder (omisiones)
aplicamos la fórmula:
Pc = A – E / n – 1 Pc = Puntuación corregida
A = Número de aciertos
E = Número de errores
N = Número de alternativas u opciones de la pregunta
– En pruebas de velocidad, también puede utilizarse la fórmula:
Pc = A – ( E / n –
2 ) – (O / n 1) O = Número de omisiones
3. Disponer los ítems según una estructura: ordenarlos y numerarlos
según los criterios preestablecidos (orden secuencial en el temario,
dificultad, etc.).
4. En el caso de actividades de autoevaluación, hay que preparar el
feedback que tiene que servir para la corrección.
Algunas normas generales a seguir en la formulación de las preguntas
objetivas son:
a)
En su formulación
1. Cada pregunta tiene que medir sólo un resultado del aprendizaje.
2. El contenido de la pregunta tiene que ser siempre relevante y tiene
que estar de acuerdo con los objetivos operativos que quieren alcanzarse con la
prueba. Tienen que evitarse las preguntas triviales.
3. Las preguntas tienen que formularse con claridad y ser muy concretas.
Sólo ha de haber una respuesta correcta. El enunciado de la pregunta tiene que
tener sentido completo, independientemente de las alternativas.
4. En el enunciado de la pregunta no tiene que haber ni elementos
irrelevantes ni pistas para la respuesta. Ni dar pistas para responder en otras
preguntas.
5. Tienen que evitarse las preguntas en forma negativa porque podrían
confundir.
6. Todas las opciones tienen que ser gramaticalmente consistentes con la
pregunta.
7. Todos los distractores u opciones incorrectas tienen que tener las
mismas posibilidades de elección.
8. Evitar el uso de la opción "todas las anteriores" porque
facilitan la respuesta. Utilizar con precaución la expresión "ninguna de
las anteriores".
9. La posición de la alternativa correcta tiene que distribuirse
aleatoriamente.
10. Tiene que
evitarse que la respuesta correcta sea más larga o esté mejor redactada que las
incorrectas.
b)
En su ordenación
1. Las normas para cada tipo de pregunta tienen que expresarse
claramente por escrito.
2. Las preguntas tienen que ir agrupadas según los diferentes modelos
(V/F; opción múltiple, etc.) y dentro de cada tipo tienen que agruparse los de
contenido homogéneo.
3. La ordenación de las preguntas en una prueba tiene que ir de lo más
fácil a lo más difícil.
4. Tiene que
evitarse siempre que una pregunta sea la clave para las demás
EJEMPLOS DE PRUEBAS
OBJETIVAS
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lunes, 10 de octubre de 2016
VENTAJAS
Y DESVENTAJAS DE LAS PRUEBAS OBJETIVAS
Ventajas:
Nos da la ocasión de incluir un mayor número de cuestiones, propiciando
así que se pueda abarcarse en ellas todo el programa deseado.
Evitan la imprecisión al pedir a los alumnos exactitud en las
respuestas.
Propician que el alumno se concentre exclusivamente en el contenido de
la materia --que es lo que se pretende evaluar-- y no en aspectos como la
redacción o la ortografía.
Evitan el juicio subjetivo del maestro al calificar y, por lo tanto,
ciertas arbitrariedades, lo cual es de cierto modo una evaluación más certera y
consecuente, siempre que los item sean objetivos, válidos y fiables, lo que no
siempre ocurre debido a la debilidad de nuestros docentes en tratar de hacer
cabezas bien llenas y mal hechas.
Facilitan la corrección, en todas sus vertientes, de celeridad y
claridad especialmente.
Si están bien elaboradas, lejos de lo que puede pensarse ponen en juego
gran número de capacidades del alumno.
Desventajas:
Algunos cambios de conducta sólo se pueden medir si se le presenta al
alumno una situación no estructurada, sin límites precisos, que le exija
sintetizar o crear algo, por ejemplo: escribir una composición, buscar una
solución original para un problema matemático explicando cada paso, etc.
Si están mal elaboradas, se convierten en simples pruebas de
"adivinación múltiple" o en pruebas sin validez porque sugieren las
respuestas a los alumnos.
A través del análisis de las ventajas y desventajas antes mencionadas,
caeremos en la cuenta de que la clave para que las pruebas objetivas se
conviertan en instrumentos eficaces de evaluación, es la calidad con que han
sido elaboradas, de ahí que analicemos enseguida las características que deben
poseer una buena prueba objetiva.
Deben ser características de la prueba objetiva:
La
validez: debe corresponder exactamente con los
objetivos del aprendizaje que se pretenden evaluar según la conducta principal
que éstos enuncian (distinguir, definir, etc.).
La
objetividad: cada reactivo
debe estar claramente redactado y admitir una sola respuesta correcta.
La
confiabilidad: su precisión y
claridad deben hacerla superar la posible inestabilidad psicológica de los
examinandos, de tal manera que si se repite en el mismo grupo, los resultados
de ambas aplicaciones tengan bastante relación entre sí.
La
sensibilidad: por la adecuada
graduación de las dificultades que plantea, la prueba objetiva debe registrar
con exactitud el grado de avance de cada alumno, permitiendo además compararlo
con el del resto del grupo.
La
aplicabilidad: debe elaborarse
con sencillez en su estructura, de manera que resulte fácil de aplicar, de
contestar, de corregir y de valorar.
Como recomendaciones prácticas para su elaboración mencionaremos las
siguientes, mismas que serán ampliadas al describir específicamente algunos de
los tipos de prueba objetiva:
Hay que definir con exactitud qué información desea obtenerse por medio
su aplicación.
Elaborar reactivos que correspondan exactamente a la información que
deseamos obtener. --Parece ser que éste es uno de los puntos en los que
frecuentemente se falla, cuando al docente le preocupa completar el número
reactivos deseado, aunque descuide si realmente servirán para obtener la
información que pretende--.
Prestar especial atención a la graduación de las dificultades; no se
trata de plantear obstáculos insuperables, sino de presentar al alumno
cuestiones con un grado de dificultad que corresponda a la capacidad que él
debe haber alcanzado hasta la etapa en que se encuentra.
IMPORTANCIA
DE LAS PRUEBAS OBJETIVAS
Según Susana Celman la objetividad de estas pruebas solo surge al
momento de puntuarlas, cuando se las corrige, pues solo hay que contar aciertos
o errores en las alternativas seleccionadas, que es la única actividad del
alumno, nada fácil por cierto, pues la selección requiere de un conocimiento
profundo del tema, y de las capacidades de análisis y comparación. Las pruebas
objetivas miden sustancialmente rendimientos.
Sin embargo la objetividad pierde toda validez en la construcción de la
prueba, pues juega ampliamente la subjetividad al elegir los contenidos a
evaluar, y el puntaje asignado a cada ítem.
Se ha comprobado que estas pruebas tienen mucho mayor valor a la hora de
ser aplicadas en Ciencias Exactas que en las Humanísticas, y que miden
principalmente resultados, ya que no se explicita cómo arribó el alumno a
elegir dicha respuesta. Puede ser que su comprensión del tema sea amplio, pero
lo “pensó de otro modo” tal vez también justificado, pero si eligió mal, y al
no permitírsele argumentar su respuesta, ésta resultará errónea. En las que se
debe dar respuestas, éstas deben ser breves.
Si bien las pruebas objetivas se corrigen más rápidamente; prepararlas
bien, requiere de mucho mayor tiempo, pues debe evitarse la adivinación, y ser
acordes los ítems con los objetivos a evaluar.
Las consignas de las pruebas objetivas deben ser claras, con frases
cortas, evitando la ambigüedad, explicitando el propósito de la prueba, el
tiempo disponible y el modo de responder. La respuesta de un ítem debe ser
independiente de la respuesta de otro ítem. Deben estar dispuestos agrupados
por tipo, por ejemplo: todos los de opción múltiple por un lado, las pruebas de
ensayo, por otro, los complejos por el otro, etcétera.
La dificultad de los ítems debe ser progresiva, para evitar que desde el
principio algunos se frustren, y no puedan continuar.
Los ítems verdadero-falsos son fáciles de construir y facilitan un
rápido muestreo, y pueden no limitarse a información repetitiva, sino que
suelen incluir interpretación. La parte sustancial que hace que un enunciado
sea correcto o no, debe consignarse al final, y la verdad o falsedad no debe
ser manifiesta. En general hay que evitar que los enunciados contengan las
siguientes palabras: “todos”, “siempre” o “nunca”, pues se intuyen como falsos,
mientras que “algunos”, “en general” o “a menudo”, se captan como verdaderos.
Si los enunciados son menos de 20, no deben ser exactamente 10 verdaderos y 10
falsos, y el orden en que se dispongan, debe ser azaroso.
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Miércoles, 12 de octubre de 2016
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